¿Quién no conoce a Kenny? Ese entrañable personaje de la serie de dibujos animados South Park que muere en cada episodio para luego ser capaz de renacer milagrosamente y como si nada en el siguiente. ¿Qué me diríais si os dijera que estaba estudiando español en nuestro centro y que en una fiesta para los estudiantes alguien lo asesinó? Interesante, ¿verdad? Pues eso es exactamente lo que ocurrió y hoy vamos a encontrar al culpable.

En esta clase, inspirada originalmente por una buena compañera, los estudiantes asumen roles de personajes de ficción y tienen que defender sus coartadas en diferentes interrogatorios que nos ayudarán a descubrir la verdad del asesinato de Kenny, pero ¡atención! alguien miente.

Sin venir a cuento y sin dar ningún tipo de explicación, les digo a los estudiantes que hoy vamos a aprender vocabulario relacionado con crímenes. Entre todos hacemos una lluvia de ideas en la pizarra, asegurándome que salen los términos que me interesan: coartada, testigo, interrogatorio, asesinato, poli bueno, poli malo.

Cuando ya tenemos suficiente vocabulario pongo el tema principal de la banda sonora de la película El Padrino, que previamente tenía preparada, y les digo con cara de circunstancia que ha pasado algo malo, que ha habido un crimen en nuestra escuela. En ese momento pego en la pizarra una foto de Kenny y les digo: “Han matado a Kenny y ha sido uno de vosotros”. Me encanta ver las caras de los alumnos, algunos piensan que estoy de broma y otros ponen cara de póker: tienen curiosidad.

Empiezo a contextualizar. Les cuento que el día antes, ayer, hubo una fiesta de estudiantes en la escuela y que todos ellos asistieron sin excepción, y que a eso de las once de la noche Kenny fue asesinado. Justo ahí comenzamos con los roles. Al azar asigno a cada estudiante un personaje de ficción (desde Picachu hasta Hello Kitty, pasando por la Sirenita, ET y Spiderman, hay posibilidades ilimitadas) y les digo que desde ese instante esas son sus identidades y que deberán meterse en el papel. A continuación, reparto tarjetas a los estudiantes en las que pone «inocente», menos en una, que pone» culpable». Estas tarjetas se guardarán en secreto y solo se mostrarán al final de la clase para comprobar si realmente hemos atrapado al verdadero criminal.

Después de repartir los roles y las tarjetas, les comunico que por turnos van a ser interrogados por la policía. Los alumnos que en ese turno no estén siendo interrogados actuarán como agentes de la ley, con preguntas como ¿qué relación tenías con Kenny? ¿Os llevabais bien? ¿Quién podría haber querido hacerle daño?

Hay que tener mucho cuidado con el tiempo porque en esta tarea es muy fácil alargarse demasiado y no tendríamos tiempo suficiente para cumplir los objetivos. Todos los interrogatorios deben durar lo mismo. Les doy unos minutos para que se metan en sus personajes y preparen ideas para sus coartadas y empezamos los interrogatorios. Deben estar muy atentos a lo que digan los compañeros y hacer las preguntas correctas si de verdad quieren encontrar al asesino ya que podría ser cualquiera. Siempre les recomiendo que la mejor defensa es un buen ataque.

Avanzan los turnos, cambian los roles, personaje de ficción y policía, mientras yo en una esquina controlo que se cumpla el tiempo planificado y procuro no participar. Les dejo hacer y apunto frases que, al final de la clase, corregiremos entre todos.

Finalizados los interrogatorios, les pido que individualmente preparen su alegato de inocencia y que digan quién es en su opinión el asesino o asesina. Claro está, deben justificar su elección. Después de los alegatos, hacemos una votación y elegimos un culpable que será enviado a prisión por acabar con la vida de nuestro querido compañero Kenny.

Sin embargo, ¿hemos atrapado al verdadero criminal? Es hora de enseñar las tarjetas y ver si nos hemos equivocado o no en nuestro juicio. Después de las risas y de las sorpresas al ver quién era el asesino, escribo pen la pizarra las frases que me han llamado la atención en los interrogatorios y entre todos realizamos las correcciones oportunas.

Esta clase siempre me ha dado muy buen resultado. Los alumnos se implican y dan rienda suelta a su imaginación, se relajan y hablan sin miedo, aunque siempre hay alguna excepción. El grupo se cohesiona, si antes no lo estaba, y todos nos reímos de todos. He llegado a escuchar auténticas barbaridades en clase, que han hecho que no podamos parar de reír y que cambie mi visión de ciertos personajes populares. Normalmente, funciona muy bien con grupos pequeños, con un mínimo de cuatro y un máximo de seis participantes. Si tenemos más alumnos en clase o hay algunos que son menos creativos, podemos ponerlos en parejas, por ejemplo.

Alguien ha matado a Kenny, pero no os preocupéis, volverá.

Alejandro Tinoco

Jefe de estudios y profesor de español , CLIC IH Cádiz

Alejandro es el jefe del departamento de español de Clic International House Cádiz y ha realizado el máster de enseñanza del español en la UCA.

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