Los estudios sobre la memoria humana, sobre todo la memoria a corto y medio plazo, parecen demostrar que existen claras limitaciones a la hora de codificar, almacenar y recuperar la información percibida. Y digo bien, “percibida” porque más que un recuerdo fiel a la realidad de la que proviene, se trata de una reconstrucción personal de dicha realidad.
Existe un consenso generalizado acerca de las limitaciones cerebrales para el procesamiento de la información, sobre todo a partir de las investigaciones de George Miller y su libro: El número mágico 7, más o menos 2 (1956). Recientemente, Gordon Parker reduce todavía más el número a tan solo 4. Por ello, cuando recordamos un número de teléfono lo hacemos agrupando pares.
El panorama que nos ofrecen las cifras de los diferentes estudios sobre la memoria a corto plazo nos puede resultar desalentador para los docentes y aprendices de español, con clases donde se expone a tanta cantidad de información de manera intensiva.

¿Cómo podemos fomentar el paso de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo?
Un colega y amigo al que admiro, Fernando Trujillo, comentaba en un taller para profesores de español: “tenemos que fomentar situaciones memorables de aprendizaje en el aula”. Desde luego que tiene mucho que ver con una de las condiciones para la activación de las conexiones sinápticas y la producción de las proteínas, neurotransmisores y neuromoduladores necesarios: la emoción. Es decir, el 95% de las comunicaciones neuronales de un adulto tienen una base química.
Una vez me preguntaron en una mesa redonda sobre tres factores determinantes en todo proceso de aprendizaje y yo respondí: llevar una vida sana, un sueño reparador e intentar ser feliz. Me basaba más en mi experiencia personal que en los numerosos estudios testados que lo demuestran. Pero esto, claro está, escapa del control de los docentes que han de trabajar con el día a día y su contexto particular de aula. ¿O es que podemos hacer algo en el aula para remediarlo?
Mi reflexión compartida en este primer artículo dedicado a la memoria se centra en la convicción personal de que existe la posibilidad de trasladar a la realidad de nuestras clases muchas de las recomendaciones de los expertos para mantener un cerebro activo y concentrado. Lo detallo a continuación:
- Realizar ejercicio aeróbico. Dado que el oxígeno es fundamental en el mantenimiento de toda actividad cerebral, debemos fomentar que los alumnos no estén siempre sentados, no por imposición sino por las exigencias de la propia naturaleza de la actividad. Ej: asómate a la ventana y dime algo que ves, que oyes, que hueles, que tocas y que sientes.
- Dieta rica en omega 3, polifenoles y bajo en grasa. Dedicar algunas clases al tema “somos lo que comemos”: construir la pirámide alimenticia como tarea y añadir los beneficios de los distintos alimentos; aportar ciertos alimentos beneficiosos a la clase para tratar sobre los sabores o textura; documentarse sobre investigaciones realizadas y pedir voluntarios para hacer una semana de dieta mediterránea y que ellos investiguen qué efectos beneficiosos observan, incluido el propio aprendizaje… Al menos haremos una clase diferente.
- Descansar bien. Promover en el aula pequeños momentos de descanso: al finalizar actividades que han supuesto esfuerzo cognitivo importante; escuchando una música sugerente con los ojos cerrados para que después comparen lo que han imaginado; hacer una clase sobre el cuerpo humano para hacer una demostración de cómo relajarse en la silla…
- Promover una interacción social positiva. Hacer ejercicios de conocerse uno mismo y a los compañeros en profundidad (test de estilos de aprendizaje, encuestas sobre a qué damos mayor importancia en la vida, etc.); fomentar de manera creativa y colaborativa ciertos desafíos o retos como puede ser crear en la clase una scape room; proponer actividades democráticas donde no solo acierta el que más español sabe sino el que demuestre otras habilidades como la memoria, saber dibujar, orientarse en un plano…
En definitiva, hacer de la clase un espacio de vida saludable. En el siguiente artículo nos centraremos más en actividades para la memoria de los contenidos de aprendizaje. Mientras tanto, ya sabes: practica deporte, come saludable, descansa e intenta ser feliz.

Antonio Orta
Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla
Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.
Si quieres, puedes leer otras contribuciones suyas en este blog.
Aqui dejo mi comentario.
Memorístico o Memorable (1)
Leí este artículo con gran interés. Como la inmensa mayoría de personas, desconozco los detalles del almacenamiento de información a nivel de conexiones sinápticas. Es cierto que los resultados de estudios como aquellos citados en el artículo no son muy alentadores en cuanto a nuestra capacidad de memorizar a corto a medio plazo. Sin embargo, conseguimos retener mucha información a largo plazo durante nuestros estudios.
En primer lugar, ¿qué es “memorizar”? Seguro que todos hemos intentado memorizar las tablas de multiplicación, o listas de vocabulario. ¿Cuánta de esta información se nos queda a largo plazo? Yo diría que esto depende de su utilidad, nuestro grado de interés y de la práctica que le demos. Entonces esa información deja de ser un dato aislado que se olvida rápidamente, sino un dato interesante y útil, un dato memorable.
El artículo cita un comentario de Fernando Trujillo , que hay que “crear más momentos memorables en el aula” . El autor también destaca tres condiciones que él considera necesarias para conseguir un buen aprendizaje: llevar una vida sana, un sueño reparador e intentar ser feliz. En términos generales, yo creo que en estas afirmaciones el habla de crear un contexto sano para aprender. Siempre vamos a estar más receptivos cuando estemos contentos, disfrutando y descansados.
Siguiendo la idea de aprendizaje “sano”, tal vez podemos crear momentos memorables de algunas de las siguientes maneras;
Huir de la monotonía: contrastar actividades en el aula ayuda a mantener la mente fresca y más receptiva.
Profesores entusiastas.. Desde mi experiencia personal, creo que se retiene muchos más detalles de las clases de los profesores dinámicos, los cuentan anécdotas y dan vida a su tema. En la música, nos acordamos de las melodías que nos gustan y que nos impactan de alguna forma. Creo que la situación en el aula es similar.
¡Práctica, práctica, práctica! Tareas interactivas y divertidas suelen ser memorables.
Implicar a los alumnos y animar a la auto corrección. La información que buscan ellos mismos siempre va a ser más memorable.
Planear tareas interesantes y relevantes para ellos, actividades que les piquen la curiosidad.
Nuestro cerebro es sabio y selectivo. ¡Al final, a largo plazo, nos quedamos con las cosas que nos serán útiles y relevantes y que, sobre todo, nos gustan! .
Gracias, Sarah. Para mí lo memorable tiene mucho que ver con lo que está anclado a los sentimientos y las emociones:)