Para encontrar las bondades didácticas que encierra el hecho de dibujar la gramática basta consultar las tres acepciones que nos propone el diccionario de la RAE. En su primera acepción nos define dibujar como “delinear en una superficie y sombrear imitando la figura de un cuerpo”.
Los beneficios que encierra esta actividad influyen en el desarrollo de la motricidad básica, en el caso de los niños, y de la motricidad fina, en el caso de los adultos. Por otro lado, existe interconexión entre el hemisferio izquierdo reservado para las tareas lógicas y el hemisferio derecho, responsable de la creatividad y la imaginación. Finalmente, el dibujo permite relajarnos y concentrarnos al mismo tiempo ya que siempre lo relacionamos con momentos de ocio y diversión.
La segunda acepción de dibujar que nos presenta el diccionario tiene mucho que ver con el tema que nos interesa: “describir con propiedad una pasión del ánimo o algo inanimado”. Si hay algo que les preocupa a los profesores de español como LSE es ser precisos a la hora de dar explicaciones gramaticales y respuestas a las dudas de sus alumnos.
Los manuales, sobre todo los de corte cognitivo, están repletos de imágenes que intentan referir la realidad extralingüística que menciona la propia lengua. Si el dibujo levanta pasiones, las pasiones se pueden comunicar a través de los dibujos. En este sentido, dibujar es una tarea humana eminentemente comunicativa. Por ello, ha venido usándose como transmisor de la cultura desde las primeras pinturas rupestres.
Por último, la tercera acepción propuesta por la RAE es la que más se acerca a la posibilidad de dibujar la gramática: “dicho de lo que estaba callado u oculto. Indicarse o revelarse” ¿Y no es esto precisamente lo que intentamos los profesores en clase?
Conseguir que los alumnos pronuncien esas dos palabras que tanto placer nos provoca al oírlas porque demuestran que, por fin, han entendido la explicación gramatical: “¡Ah, claro!”. Así pues, el dibujo es algo mágico y dibujar la gramática puede ser muy revelador a la hora de enseñarla y, sobre todo, a la hora de evaluar el aprendizaje de nuestros alumnos. Pero esto lo veremos en otro artículo lleno de dibujos.
¿Acaso una imagen no vale más que mil palabras?
Derechos de la imagen de este artículo: Pixabay.

Antonio Orta
Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla
Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.
Si quieres, puedes leer otras contribuciones suyas en este blog.

Cristina M. Aguado
Profesora de español, CLIC IH Sevilla
Licenciada en Bellas Artes y profesora de español. Tutora de los alumnos de prácticas de los másteres de la universidad Pablo de Olavide e Hispalense.
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Me ha gustado mucho la idea de enseñar a través de los dibujos. Pienso que para los que no sabemos dibujar es muy útil usar los recursos que aparecen en los manuales de corte coginitivo para proyectarlos y explicar la gramática. Otra idea que me parece muy interesante y que no se menciona en el artículo es la importancia de la representación: los alumnos disfrutan mucho y también se les queda «una imagen mental».
Estoy de acuerdo con tu última pareciación, Juan Ignacio. La idea de disfrutar dibujando potencia la asimilación mental:)