Tradicionalmente hemos venido aceptando que el signo lingüístico es, por definición, arbitrario (Saussure, 1945). Así pues, la relación que se establece entre el significante (imagen fonética) y el significado (imagen conceptual) es puramente convencional a excepción de las conocidas “onomatopeyas”.

Pero existen numerosos modelos descriptivos que matizan esta relación arbitraria aceptada tal y como lo recogen José Antonio Villén, Francisco José Pérez y Ana Cristina Martín (2015) profesores de la Universidad de Sevilla.   Las investigaciones que recopilan respaldan la idea de un cierto simbolismo fonético, entendido este como una justificación o tendencia a relacionar ciertos sonidos con determinados semas: tamaños, formas, texturas, sabores, etc. Es el llamado efecto “buba-kiki”.

Si pedimos a personas de distintas lenguas que asignen una de esas dos palabras a las imágenes que aparecen a continuación, coincidirán en la asignación en más del 90% de los casos:

Este experimento se replicó con personas de la población Himba de Namibia con una lengua sin parentesco con las occidentales y sin ningún soporte escrito. Por su parte, Thompson y Estes (2011) defienden la existencia de sonidos que refieren la idea de pequeñez /titiki/ o tamaño grande /gobudu/. Ahora entendemos mejor por qué llamamos “tití” a un mono pequeño mientras que “gorila” se refiere a los primates más grandes.

Lo que más nos interesa para nuestro estudio es la importancia de encontrar asociaciones fonéticas y conceptuales memorables que nos ayuden a almacenar y a recuperar las nuevas palabras de la lengua meta con los respectivos significados. Así pues, el profesor debe guiar y entrenar a sus alumnos a encontrar las asociaciones que mejor se adapten a sus estilos de aprendizaje.

Pongamos ejemplos en diferentes lenguas:

“Perro” en alemán es “hund”. En este caso son distintas las asociaciones de escritura y pronunciación. Para no olvidarlas, puedo imaginar un perro que está siempre junt-o a su amo y hund-e un hueso con sus manos. Es bueno seguir un orden en la asociación y pensar la primera asociación es para la pronunciación y la segunda para la escritura.

“un muerto o coloq. un fiambre” en inglés es “a stiff” Podemos pensar en una escena de una película de crímenes donde hay un cadáver llamado Steve. En este caso, ni la correspondencia escrita ni la fónica es exacta pero ayudarnos a conectar con la original.

«gafas» en árabe se dice «نظارات»

El sonido en árabe es algo muy similar a /mogaratón/. De modo que podemos pensar en alguien que lleva gafas para que no se le vea el “mo-ratón” de un golpe que se ha dado. De nuevo, la correspondencia es aproximada pero nos ayuda la asociación a referir el sonido original.

Las asociaciones que estamos realizando hasta el momento respetan en todo momento la “lógica” en nuestro modo de ver el mundo. Pero para realizar asociaciones memorables se puede perfectamente romper los esquemas mentales tradicionales de modo que las posibilidades de conexión  aumentan de manera personal y creativa.

“Por favor” en coreano es 제발  Su pronunciación se aproxima a /che pae/. Podemos imaginar una hormiguita que va muy cargada y otra con acento rústico argentino le recomienda que se pare para descansar /che, pare/.

Estamos seguros de que en un futuro muy próximo, tanto el análisis de los universales lingüísticos, como el desarrollo de las interlenguas y, finalmente, las investigaciones aquí referidas sobre el simbolismo fonético, serán de enorme interés para la mejora de la adquisición y el aprendizaje de lenguas segundas y extranjeras.

Antonio Orta

Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla

Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.

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