Del mismo modo que el Infante Don Juan Manuel aconsejará ya en el siglo XIV en el prólogo de El Conde Lucanor que como cada persona aprende mejor lo que más le gusta, si alguien quiere enseñar a otro debe hacerlo poniendo los medios más agradables para enseñarle, así los profesores de español debemos procurar crear entornos de aprendizaje lo más afectivos y facilitadores posibles. De ese modo, podrá emerger la parte más creativa y personal de cada uno de los alumnos.
Por otro lado, la música atraviesa todas las etapas de nuestra vida y tiene una enorme capacidad evocadora, más potente cuanto más positivos sean los recuerdos que consiga activar. Es, precisamente, esta capacidad evocadora la que más nos interesa para considerar la música como un perfecto catalizador de emociones durante las diferentes fases de la clase.
Recibir a los alumnos justo antes de empezar la clase con Entre dos aguas de Paco de Lucía es un tónico tanto para los alumnos que van llegando como para el profesor, sobre todo los lunes o tras una noche cultural algo resacosa.
Para activar los conocimientos previos de los alumnos acerca del tema de la clase y conectarlos en sintonía con la tarea final, la música es un recurso insuperable. Una clase de cine donde los alumnos tengan que empezar por parejas recordando títulos de películas famosas para comprobar entre todos como a menudo los títulos cambian en función de cada lengua podría estar amenizado por alguna de las mejores bandas sonoras como la de El señor de los anillos.
En la presentación de nuevo lenguaje, cuando ofrecemos textos para exponer a los alumnos a los modelos de lengua meta, de nuevo la música nos ayuda a naturalizar la contextualización. Así, si realizamos una grabación casera de una conversación en una fiesta entre dos amigos que necesitan pedir confirmación y repetir continuamente lo que hablan porque hay mucho ruido de fondo, por qué no aprovechar para poner alguno de los clásicos latinos como la incombustible Celia Cruz.
Y qué me dicen cuando queremos marcar los tiempos de una actividad… la música de un reloj de cucú puede sernos de gran ayuda.
Y tú, ¿usas la música en tus clases? Soy todo oídos.
Derechos de la imagen de este artículo: Pixabay.

Antonio Orta
Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla
Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.
Si quieres, puedes leer otras contribuciones suyas en este blog.
Buenas.
Hasta ahora solo había pensado en utilizar la música en clase como se ha hecho siempre, para rellenar huecos. Aunque sí me había planteado la correlación del tema de la canción con la unidad didáctica, no se me había ocurrido utilizarla como melodía de fondo. De hecho, creo que es una buena técnica, especialmente para los primeros días de clase. Llegar al aula, ver como los alumnos aún no tienen confianza como para hablar entre ellos y escuchar un incómodo silencio se puede arreglar con música ambiental. Incluso podría dejarse o volverse a poner cuando los alumnos tengan que realizar actividades (individuales o grupales) en las que deban leer, buscar información en un texto, completar preguntas, etc.
Definitivamente es una táctica que utilizaré en mis futuras clases.
¡Gracias por la idea!
¡Buenas!
Me ha parecido súper interesante el artículo. Alguna vez he utilizado la música en mis clases para la típica actividad de completar los huecos para activar la escucha y mejorar la comprensión oral, pero lo cierto es que esas funciones de la música me parecen también muy útiles. Hoy en clase he sentido que había una música de fondo muy relajante, pero en un momento dado he dejado de escucharla y creaba un ambiente muy tranquilo. Me he dado cuenta de que favorecía a dejar a un lado todo el estrés de fuera y ayudaba a la concentración sin darnos cuenta. Además la música puede ser uno de los mejores métodos para conocer la cultura del país. Un saludo 🙂
Buenas tardes. Totalmente de acuerdo con Antonio de la importancia de la música para crear el espacio adecuado y el clima idóneo para nuestros alumnos. Desde el precalentamiento y hasta el toque de campana, el aprendizaje puede ser más ameno y gratificante dependiendo del momento de la clase y qué se esté haciendo entonces, la música creo que es una gran modulador, motivador y canalizador de esas emociones que dice el autor.
¡Hola Antonio!
Estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Escucho música a todas horas y haciendo todo. Siempre me gustaba que pusieran música en clase mientras trabajábamos, aunque no lo hacían seguido. La música puede ser relajante, motivante, alegre, triste, lo que sea y por eso se puede utilizar de diferentes maneras en la clase. También se puede utilizar para aprender gramática o aprender de una cultura hispana, el Canto Nuevo de Chile por ejemplo.
Como voy a trabajar con jóvenes, la música me ayuda a motivar a los alumnos, ya que no siempre están motivados. En mi experiencia los jóvenes suelen pedir trabajar con música durante las clases en vez de trabajar con el libro.
¿Por qué no empezar las clases con un precalentamiento utilizando canciones? Se utilizaría la música, los alumnos se ponen relajados y enseñas un poco de la cultura de música a los alumnos.
Muy cierto, Gabriela.
También les podemos pedir a los propios alumnos que cada día uno de ellos se encargue de seleccionar la música que acompañará a las distintas actividades de la clase: una música movida para empezar y activar al grupo; una música relajante de fondo para los ejercicios de trabajo colaborativo y una canción favorita para terminar el día:)
Al igual que a mi compañera Sophia, la clase de pronunciación de esta última semana del curso me encantó, por no decir que me emocionó, así que al ver este artículo no lo he pensado dos veces antes de ponerme a leerlo.
Soy muy fan de utilizar la música para todo: para limpiar, para hacer deporte, para dejar la mente en blanco y desconectar… por lo tanto, mis clases no iban a ser menos.
De pequeña me pasaba las horas en mi cuarto traduciendo la letra de mis canciones inglesas favoritas y, sin duda, esto ha hecho que hoy día mi vocabulario sea muy amplio. Por eso para mis clases recurro mucho al recurso de escuchar una canción y que escriban las palabras que hayan conseguido entender, o el típico «rellena huecos» de la letra de una canción.
Es una actividad que siempre gusta mucho a los niños y además me parece que si alguien consigue «captar» lo que se dice en una canción, tiene más valor que lo que consigas entender leyendo.
Fuera del ámbito de la enseñanza de idiomas, también me gusta mucho utilizar las bandas sonoras en los cursos de monitor de tiempo libre del que soy ponente. Para los momentos reflexivos, hace que los alumnos viajen a los sitios más escondidos de su mente, desata sentimientos, emociones y te hace poner sobre papel lo mejor (y lo peor) de ti mismo.
Tal y como dijo Antonio, la lengua tiene música, y es lo más bonito que podemos enseñar a nuestros alumnos.
Hola Ana,
Tenemos que formar el grupo de los profesores aficionados a usar la música como recurso de aprendizaje. Ayer estaba dando clases a un grupo de suecos y como el día anterior puse música relajante para concentrarse durante una actividad de expresión escrita me dijeron: «Hoy no vas a ponernos música» Realmente, la música nos acompaña y nos motiva a realizar tareas paralelas:)
Desde que en una de mis últimas clases en el curso vi esa comparación entre la música y los distintos idiomas, me ha resultado muy interesante este tema. Sé que no tiene relación lo que vi el otro día en la clase con lo que se expone aquí, pero al fin y al cabo se habla de la utilización de la música para un idioma en clase, y eso es lo que realmente me impresiona. Me atrae el hecho de ver las distintas lenguas con musicalidad, pues es cierto que cada una tiene su ritmo, su entonación, y pienso que es bastante útil para practicar la forma con la que se debe hablar cada lengua.
Por otro lado, la utilización de la música en clase me parece un gran método de motivación, y muy útil para el aprendizaje de los alumnos, porque ayuda sobretodo a memorizar el vocabulario que aparece en la letra. Recuerdo cuando mi profesora de coreano nos traía algua canción y nosotros mismos teníamos que traducirla, e incluso vació algunos huecos de adjetivos para cambiar la letra para nosotros mismos o pensando en un compañero. En clase, de hecho, hicimos una actividad con dos canciones donde teníamos que levantar tarjetas de colores según iban sonando las palabras en la canción, pues previamente nos habían dado las palabras que estaban relacionadas con su color correspondiente, y teníamos que «memorizar» qué color tenía cada una. Otra actividad fue que nos teníamos que quedar con dos palabras que se nos enseñó previamente, que también salían en otra canción, y teníamos que levantarnos según sonaba esa palabra en la canción, aunque también teníamos que averiguar qué palabras tenía el compañero de la derecha. Fueron dos actividades muy divertidas que me llamaron la atención y vi realmente útiles para enseñar vocabulario.
También lo veo muy útil para el estudio de la gramática, sobre todo para poder memorizar que x forma es de x modo. Como por ejemplo que el imperfecto es «trabajaba» y no «trabajó». Se puede escoger una canción que esté llena de este tiempo y así ayuda a la memorización.
Aunque me ha sorprendido también utilizar la música como forma de motivación en una clase, como por ejemplo, cuando estaba en el curso haciendo una actividad en parejas, empezó a sonar la banda sonora de misión imposible, y aunque me resultase gracioso, sí que es cierto que dan muchas más ganas de trabajar que si se mantiene la clase en silencio o solo escuchas el murmullo de los demás compañeros.
Me llevo esta idea para el futuro cuando empiece a trabajar de profesora, pues, en mi opinión, creo que la música es una de las mejores formas para aprender un idioma, o al menos practicar la audición y memorizar palabras, porque a veces se utilizan las palabras más simples, las que usamos todos en la calle, y a través de la música es posible recordar más vocabulario ya que lo asocias a un ritmo, y es como si te aprendes una canción en otro idioma que no es el tuyo, solo que en vez de aprender la canción porque sí, se aprende sabiendo qué significa cada una de las palabras.
Hola Sofía,
Excelente reflexión. Creo que te refieres a la clase de pronunciación que dimos el miércoles. Me alegro de que haya sido interesante para tu desarrollo profesional.
Una reflexión más al hilo de tu comentario. Lo bueno de la música es que a todo el mundo le gusta oír algún tipo de música. También la música es un medio excelente para conectar emocionalmente con la cultura de la lengua meta. Por último, la música anima a seguir aprendiendo con canciones y de manera autónoma fuera del horario de clase:)