1. Asegúrate de que tienes una buena conexión a internet y una plataforma adecuada para el curso que se va a impartir.

2. Informa antes a tus alumnos de las herramientas que van a necesitar como webcam y micrófono.

3. Acuerda con los estudiantes una sesión de prueba antes de que comience el curso para solventar posibles problemas técnicos y evitar que se pierda tiempo en ello durante la primera clase.

4. Facilita a tus alumnos un correo al que se puedan dirigir en caso de que tengan dudas o problemas.

5. Diseña actividades anticipando problemas técnicos y sus posibles soluciones.

6. Favorece la participación de los alumnos planificando tareas en las que el profesor pueda delegar en ellos de manera que produzcan el mayor tiempo posible (exposiciones, presentaciones, entrevistas…)

7. Evalúa la participación de los estudiantes una vez que ha terminado la clase haciendo mención a sus puntos fuertes y dando consejos para mejorar los débiles. De esta forma, el alumno sentirá más directo el contacto con el profesor  y minimizaremos uno de los grandes inconvenientes de la enseñanza a distancia: la ausencia de interacción “cercana”.

8. Fomenta la autoevaluación. Las sesiones pueden ser grabadas por lo que tendremos ahí un material muy valioso para que sean los propios estudiantes quienes evalúen su trabajo.

Créditos de la imagen de este artículo: Sean MacEntee.

Elena Rodríguez Martín

Profesora de español y formadora de profesores, CLIC IH Sevilla

Licenciada en Filología Hispánica y Máster de ELE por la universidad Pablo de Olavide. Profesora de español y Formadora de profesores.

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