Desde que comienza una clase hasta que finaliza ocurren multitud de «eventos pedagógicos»: saludos, actividades de precalentamiento, actividades de contextualización, sondeos de conocimientos previos, reflexiones sobre la forma y el funcionamiento de la lengua, actividades centradas en la precisión, actividades centradas en la fluidez, actividades de concienciación intercultural y de fomento de la autonomía (ojalá), corrección de errores, evaluaciones, disgresiones, solución de conflictos, agrupamientos, puesta en común, instrucciones, deberes para casa, escribir en la pizarra, poner música… y un largo etcétera que es preciso que fluya de manera acompasada, grata y armoniosa.

Con frecuencia ponemos el acento en el tipo de actividad que realizamos, pero no tanto en el paso fluido de una actividad a otra. Por otro lado, hay actividades justificadas perfectamente  en el plan de clase por cuestiones de coherencia en la secuencia didáctica pero que no tienen en cuenta las posibles implicaciones que conlleva en cuanto al ritmo general de la clase. Así, los profesores con más experiencia suelen desprenderse del plan previsto si ven peligrar el ritmo de la clase:

Ejemplo: Tenía pensado empezar la nueva unidad  pero, como los vi tan cansados, decidí  dejarlo para el próximo día.

Podríamos decir que cada cosa tiene su momento.

Son muchos los factores que afectan al ritmo de una clase y que pueden impedir la consecución de los objetivos previstos. No conozco investigaciones sobre este particular en el ámbito concreto de una clase de español como lengua segunda o extranjera. ¿Por qué no empezamos reflexionando sobre ello?

Os propongo pensar en  un factor que pueda afectar al ritmo de la clase y que lo acompañéis de algunas sugerencias para conseguir una adecuada gestión del aula. Empiezo yo que, como en todo, un ejemplo vale más que mil palabras.

Factor: el cálculo de los tiempos.

Sugerencias:

  1. Probar tú mismo a hacer la actividad intentando ponerte en el lugar de tus alumnos. Es un ejercicio que te permite anticipar muchos problemas.
  2. En una clase de más de una hora o más conviene dejar unos minutos sin ocupar para «recuperar» el ritmo.
  3. Si la actividad dura más de 10 minutos, es mejor dividirla en diferentes fases.

¿Y tú como lo ves?

Créditos de la imagen de este artículo.

Antonio Orta

Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla

Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.

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