Existe la convicción de que aprender a hablar una lengua se aprende hablándola. Por ello, el discurso que se genera en las clases es fundamental para el desarrollo de las competencias orales de los alumnos. Nos referimos no solo a la cantidad de discurso producto de la interacción entre los alumnos y el profesor sino, sobre todo, a la calidad del mismo.

Las investigaciones acerca del discurso del profesor en el aula nos advierten de las modificaciones que se producen debido a la necesidad de ser entendido por los alumnos extranjeros (Pinilla, 1997; González, 2010). El término “discurso” parece el más apropiado por hacer referencia a los proceso de interacción que deben propiciarse en la clase frente a la mera expresión o comprensión orales.

Dada su importancia en el proceso de enseñanza y aprendizaje de una lengua extranjera, inauguramos con este artículo una serie dedicada a la reflexión y mejora de los tiempos dedicados a las producciones discursivas en la clase de español. Empezamos hoy el primer artículo dedicado a una reflexión sobre el estado actual del discurso del profesor. En sucesivos artículos trataremos sobre los tiempos de discurso de los alumnos para continuar con recomendaciones de mejora.

Una investigación realizada entre los profesores de español de CLIC International House Sevilla nos llevó a la siguiente conclusión: el profesor domina los discursos que se producen en el aula. Habla tanto o más que los alumnos y, además, gestiona generalmente los turnos de discurso y el contenido de los enunciados.

Siguiendo el recorrido de la propia planificación de la clase, advertimos que la génesis del discurso del profesor es predominante en dos ámbitos prototípicos: la propia organización y gestión de las actividades que propone y el discurso generado a partir de las explicaciones sobre el funcionamiento de la lengua y de las correcciones frente a los errores de los alumnos. En ciertos ámbitos, como el de las clases de español a niños o a grupos de jóvenes, otra gran parte del tiempo de discurso se dedica al mantenimiento de la propia disciplina en el aula.

Es decir, más de dos tercios del discurso del profesor de español difícilmente podría ser considerado como discurso espontáneo y natural. El otro tercio se relaciona con la parte más comunicativa de la clase: la realización de la tarea final. Aunque es esta una oportunidad inmejorable para favorecer un discurso genuino, la observación de clases de los profesores participantes en la investigación nos delató, una vez más, el interés del profesor por conseguir de sus alumnos producciones precisas desde el punto de vista lingüístico. Es decir, una atención más focalizada en la forma que en el contenido, más en la precisión que en la fluidez.

El siguiente cuadro nos describe lo que hemos ido comentando de manera esquemática. Colocamos los diferentes discursos por orden de predominio en la clase y no por orden de relevancia para el aprendizaje de los alumnos. Aunque coincidimos con Pinilla en la conveniencia de hablar de discurso, mantenemos la terminología de tiempos de habla porque es lo que hemos observado durante las clases.

Tiempo de habla para comunicar (THC)

Tiempo de habla para enseñar (THE)

Tiempo de habla para gestionar la clase (THG)

Conviene, pues, reflexionar sobre qué discurso es el que predomina en nuestras clases. Para ello, resulta de vital importancia grabarnos en varias clases para ver nuestra tendencia particular. Lo recomendable es hacerlo en audio solamente porque es menos coercitivo que el vídeo.

Y tú ¿qué tipo de discurso fomentas en tus clases?

Antonio Orta

Responsable del departamento de español de Clic International House Sevilla

Antonio Orta es director del departamento de formación de profesores de Clic International House Sevilla. Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Lenguas Modernas y Español como Lengua Extranjera. Profesor colaborador en programas de posgrado de las universidades Pablo Olavide, Valencia y Barcelona. Coautor de Soy profesor/a. Aprender a enseñar de la editorial Edelsa y de La formación del profesorado de español: innovación y reto de la editorial Difusión.

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