Escuelas de español en España ubicadas en Sevilla, Cádiz y Málaga.

Bien es sabido, que uno de los placeres de Sevilla es poder “tapear” en un sinfín de bares que se encuentran entre sus calles y casi todos buenos. Pero lo que quizás no sepas, es que cerca de la catedral, concretamente en el número 62 de la calle Álvarez Quintero, se encuentra probablemente el bar más antiguo de Europa y por ende, del mundo.

La Antigua Taberna Las Escobas, fue fundada en 1386 y al día de hoy, solamente se tiene constancia de otra taberna tan antigua en Venecia, cerca del Ponte Rialto pero fue fundada doce años más tarde que la primera. Cuando nace nuestra taberna en el siglo XIV, Sevilla ha padecido una epidemia de Peste Negra (1348), un gran terremoto (1355) y conocerá una revuelta judía (1391) de gran relevancia.

El nombre de “Las Escobas” tiene su origen en el dueño de una espartería que allí se encontraba y vendía este utensilio de limpieza, al cual, se le añadiría un despacho de vinos, algo muy común en esa época para obtener mayores beneficios. Además, la calle donde se desarrollaba el negocio, era conocida como “calle Escobas” desde principio del siglo XIV hasta 1868 que cambiaría de nombre, para pasar a llamarse como en la actualidad a partir de 1910. Era una calle llena de comercios, con distintos oficios tales como torneros, latoneros, conteros, pañeros, sederos, joyeros, etc., todos cercano a la catedral, centro de la vida social en esos momentos.

Además, la Antigua Taberna, era el más famoso bar de la ciudad, pasando su fama de generación en generación, hasta el punto que sus paredes han visto pasar a lo largo de la historia a célebres pintores, escritores y poetas, tales como Cervantes, Bécquer, Lope de Vega, Murillo, Lord Byron, los hermanos Álvarez Quintero o el autor de “Los tres mosqueteros”, Alexandre Dumas, que en 1846 estuvo en Sevilla y quien se sintió “atraído por la belleza de la mujer sevillana de ojos de terciopelo”.

Por todo ello, te invito a que disfrutes de algunas de sus especialidades como el salmorejo, las croquetas o el “pescaíto frito” entre artesonados de madera y azulejería, en el mismo espacio donde personajes ilustres han disfrutado antes que tú.

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